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Conclusión

La región se encuentra en una compleja encrucijada en la que los recursos fiscales obligarán a los gobiernos a tomar decisiones difíciles y priorizar gastos. Posiblemente, la toma de decisiones ocurra entre debates sobre la inversión en los gastos estratégicos para el largo plazo y emergencias del corto plazo: compramos vacunas y medicamentos hoy o nos embarcamos en un proceso de TD.

El presente documento argumenta que, en realidad, la TD de la salud ya no es una opción sino una obligación. La tendencia del gasto en salud en ALC es creciente y, sin buenos sistemas de información, acarrearán ineficiencias cada vez más costosas. Más aún, predomina la posibilidad de que los países se embarquen en un proceso de TD y fracasen. En este caso, habrán dejado de hacer inversiones críticas a corto plazo y, al mismo tiempo, no obtendrán resultados de largo plazo. Este documento busca compartir la experiencia del BID y de expertos internacionales en salud digital en el “cómo hacer” una TD de la salud de una manera exitosa.

Este documento muestra que hemos aprendido mucho, tanto de éxitos como de fracasos en transformación digital, y que hemos convertido los aprendizajes en guías para mejorar el diseño e implementación de proyectos de transformación digital en salud. Asimismo, el creciente número de estudios recientes indican mayormente resultados positivos de los diferentes elementos de la TD de la salud. Incluso, la evidencia más actualizada señala resultados aún más optimistas, o que puede indicar que con cada proceso aumenta el aprendizaje y mejoramiento. Esta guía hace referencia constante a un calificativo crucial del éxito de la TD de la salud: bien implementada. Allí descansa el gran potencial de estos procesos para mejorar la calidad y eficiencia del sector en la región. Al mismo tiempo, es imperativo resguardar que la TD no traiga consigo incrementos en la gran desigualdad que caracteriza a la región.

¿Cómo se implementa bien un proceso de transformación digital del sector de la salud?

Los pasos recomendados aquí no vienen impregnados de tecnología nueva, no se concentran en inteligencia artificial o blockchain, más bien se basan en hacer uso disciplinado del sentido común en lo que se aborda. Esto no lo hace más sencillo. Por el contrario, requiere una seria intención respaldada por un fuerte y continuo compromiso del Estado.

Es cierto que la TD es un proceso de largo plazo y que los países que más acertaron lo hiceron después de más de una década de esfuerzo. También es cierto que existen muchas victorias tempranas en el camino que ayudarán a mantener el curso y promover mejoras para la población y todo el ecosistema sanitario.

Entonces…

  • Partamos hoy mismo con una visión clara de a dónde queremos llegar, centrada en la salud de las personas y no en la tecnología. Una visión multidisciplinaria y multisectorial que tome en cuenta los 8 principios rectores de la transformación digital de la salud.
  • Tengamos una idea clara y objetiva de cuál es la situación actual del sistema nacional de salud y construyamos la ruta que nos lleve al futuro deseado. La dirección debe pertenecer a todos los actores y usuarios para así evitar cambios de dirección constantes, que ocasionen desgaste y nos alejen del destino.
  • Contemplemos e integremos todos los elementos necesarios que incluyen infraestructura, infoestructura, política y práctica informada, gobernanza y gestión, personas y cultura, y aplicaciones específicas al sector.
  • Demos voz y amplia participación en el proceso al paciente, epicentro de esta mejora fundamental.
  • Trabajemos en equipo: sector privado, gobierno, sociedad civil, academia y socios internacionales para el desarrollo. Solo con la combinación de conocimientos de diferentes instituciones y países se logrará avanzar. El BID ha desarrollado plena capacidad técnica y experiencia para apoyar a los países en su ruta hacia la TD, y también cuenta con fuertes alianzas con otras multilaterales, principalmente, con la OPS y con instituciones colaboradoras, como el Hospital Italiano de Buenos Aires y CETIC.br, entre otras, y países como Israel y Corea del Sur.

Varios países de la región han demostrado que el éxito es posible. A pesar de la compleja coyuntura socioeconómica actual, los países deben construir sobre los avances y dar prioridad a la TD del sector, para incorporarlo a la era digital, asegurando que los sistemas de salud presentes y futuros no repliquen las prolongadas fallas del pasado. Esto empieza por enfocarse, no en los tipos de tecnologías que se desea construir, sino en los tipos de sociedades que se quiere construir.

En su charla TED de 2015, Bill Gates no solo advirtió que la próxima crisis global sería causada por microbios y no por misiles. También indicó que esa sería una amenaza recurrente. Hoy, la comunidad internacional coincide mayoritariamente. La próxima emergencia sanitaria debe encontrar una región fortalecida y bien preparada para enfrentarla. Y su construcción puede empezar hoy.