Capítulo II
Bienvenido ¿al futuro?

El mandato digital no es nuevo. Por años, ha sido habitual realizar transacciones bancarias en línea, pagar cuentas de servicios en el celular y registrarse para un vuelo en la página web de la aerolínea. Sin embargo, antes de la pandemia, la mayoría de las personas escogía sus frutas en el supermercado, se probaba los zapatos antes de comprarlos y asistía a todas sus citas médicas en persona. Las medidas de confinamiento y las restricciones de movilidad mostraron que la presencialidad no era tan necesaria como se pensaba. Y eso lo cambió todo, tanto para los conocedores digitales como para los rezagados, para los que estaban listos y los que no. Como consecuencia, el comportamiento digital en la cotidianidad se catapultó a niveles que no se esperaban hasta dentro de muchos años.

En el sector público ocurrió algo similar. En ALC, la adopción de herramientas digitales ha formado parte de las agendas nacionales por años, abarcando áreas críticas para el desarrollo como la educación, los mercados laborales y la salud. Esto impulsó el desarrollo de planes de acción sectoriales, como el Plan de acción para el fortalecimiento de los sistemas de información para la salud (IS4H) 2019-2023 de la Organización Panamericana de la Salud (OPS). De igual forma, algunos países llevaron a cabo avances sustanciales en el ámbito sanitario, como la implementación de la historia clínica electrónica de los pacientes (HCE) en Uruguay y Costa Rica o el uso de inteligencia artificial para prestar servicios de telemedicina en zonas remotas en Brasil. Con la llegada de la pandemia, varios países agilizaron legislaciones para facilitar la realización de telerecetas o servicios de telemedicina, otros aceleraron implementaciones como el tamizaje electrónico en los servicios de urgencia. Al inicio de la crisis sanitaria, entre marzo y julio de 2020, un 45% de las personas – casi la mitad de la población – en 18 países de ALC no recibió la atención médica que necesitaba 1 y, todavía queda por comprobarse hasta qué punto las medidas tomadas pudieron paliar la caída en atenciones o cuán rápido la región podrá atender todo el rezago creado durante la pandemia y enfrentar nuevos retos como el creciente problema de salud mental (a nivel global, se estima un aumento del 28% en los casos de depresión clínica y del 26% en los casos de trastornos de ansiedad, a raíz de la pandemia). 2

Las lecciones generadas durante la actual crisis sanitaria inequívocamente señalan la urgencia de poner en marcha procesos de transformación de los sistemas de salud apoyados en tecnología. Además, diversos estudios sobre posibles escenarios en los próximos años afirman que la migración a las tecnologías digitales impulsada por la pandemia continuará su paso acelerado en la recuperación3 y que, para cumplir sus objetivos, las instituciones, tanto del sector público como el privado, necesitan fortalecer sus capacidades en este frente.4 El camino no es desconocido. En esta publicación se explorarán implementaciones y experiencias ejemplares que existen en la región que muestran el potencial futuro en salud digital.

Los procesos de TD adquieren, así, una relevancia crucial en el contexto socioeconómico actual de ALC, en el cual los países no solo deberán hacer más por la atención sanitaria mitigando la pendiente de incremento de gastos, sino hacerlo mejor en términos de calidad y eficiencia. Este llamado adquiere particular importancia cuando se trata de las poblaciones más vulnerables. El momento de actuar es ahora y no dentro de 10 años.

Referencias:

1 Cálculos del BID con base en datos de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, República Dominicana, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, Jamaica, México, Nicaragua, Panamá, Perú, Trinidad y Tobago, Uruguay y Venezuela. Esta serie de encuestas se desarrolló para evaluar el cambio en los niveles de prestación de servicios antes e inmediatamente después del inicio de la pandemia COVID-19. Los datos generados no deben utilizarse como estimaciones generales de los niveles de prestación de servicios de salud. Más información en: https://ghdx.healthdata.org/series/covid-19-health-services-disruption-survey.
2 Daniel F. Santomauro et al., “Global prevalence and burden of depressive and anxiety disorders in 204 countries and territories in 2020 due to the COVID-19 pandemic”, The Lancet 398, no. 10312 (noviembre de 2021): 1700-1712. https://doi.org/10.1016/S0140-6736(21)02143-7.
3 Aamer Baig et al., “The COVID-19 recovery will be digital: A plan for the first 90 days.” McKinsey Digital, (mayo de 2020). https://www.mckinsey.com/business-functions/mckinsey-digital/our-insights/the-covid-19-recovery-will-be-digital-a-plan-for-the-first-90-days
4 Accenture, “Outmaneuver uncertainty: Navigating the human and business impact of Covid-19”, Now next, (julio de 2020). https://www.accenture.com/us-en/about/company/coronavirus-business-economic-impact.