Capítulo 1

Convivir con el

coronavirus 

¿Cómo dar continuidad a la educación?

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CAPÍTULOS

1Introducción

La llegada del coronavirus puso en jaque a los sistemas educativos. Los países de América Latina y el Caribe cerraron rápidamente las escuelas y pusieron en marcha distintas intervenciones de educación remota de emergencia. Así, los estudiantes de la región se encontraron repentinamente tomando clases desde casa, por lo que el mayor desafío desde entonces consiste en la gran diversidad de las situaciones que se encuentra en los hogares en la región: estudiantes con conectividad a internet en el hogar y otros sin acceso, algunos con espacios y recursos suficientes en el hogar y otros no, con disponibilidades variadas de dispositivos en el hogar, algunos de ellos cuentan con el tiempo de sus padres para apoyarlos, pero muchos otros no, dado que sus padres tienen que trabajar.

Esta gran diversidad de realidades está provocando que los estudiantes accedan de forma desigual a los recursos de aprendizaje. Si bien existe una gran variedad de recursos y estrategias para aprender desde casa, no hay certeza sobre si todos los estudiantes tienen acceso a ellos por igual y, peor aún, si están aprendiendo por igual, lo que tendrá consecuencias directas sobre las brechas educativas preexistentes en la región y el consecuente aumento en la inequidad.

AUDIO: Realidades sobre la educación en tiempos del COVID-19: cómo es el aprendizaje desde la casa durante la pandemia

Adriana Viteri, consultora de la División de Educación y coautora de esta nota, presenta los testimonios de Rhiannon (de Barbados), Carlos Manuel (de El Salvador) y Ana (de Perú)

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RHIANNON 

BARBADOS 

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CARLOS MANUEL

EL SALVADOR 

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ANA

PERÚ 

El cierre de las escuelas se mantiene como una de las principales medidas para controlar la transmisión de la COVID-19 y, de hecho, 15 de los 26 países en la región han optado por el cierre físico de las escuelas y ahora cuentan con una educación remota de emergencia. Sin embargo, mantener cerradas las escuelas tiene altísimos costos educativos, económicos y sociales para los estudiantes y las comunidades educativas. Por un lado, se sabe que los estudiantes más vulnerables, de áreas remotas, con menor conectividad, con espacios limitados para poder aprender y con menor apoyo de sus padres no están logrando acceder a las soluciones de educación a distancia que ofrecen los países de la región. Estos estudiantes ya mostraban grandes rezagos en sus aprendizajes, y se espera que el coronavirus profundice estas inequidades. Además, se estima que el abandono escolar, que ya era alto en la región, se potencie y se retroceda en el camino que se había marcado en la región para lograr que los jóvenes terminen la educación secundaria, considerada clave para poder acceder a buenos trabajos. Además, se ha documentado un aumento de los problemas de salud mental entre los estudiantes que permanecen en sus hogares con limitado contacto con sus amigos y maestros que proveen contención, particularmente para niños y jóvenes en hogares donde se experimenta violencia y negligencia. En adición, se observa que tanto los padres como las madres muestran signos de problemas de salud mental asociados con la responsabilidad de acompañar a sus hijos en la educación a distancia, que ha recaído en mayor medida en las madres y quienes también muestran mayores síntomas de salud mental.

Por otro lado, tener las escuelas cerradas proveyendo educación remota de emergencia se mantiene como una de las principales políticas para controlar la transmisión de la COVID-19 en la gran mayoría de los países de la región (y del mundo). En este sentido, los principales esfuerzos por reabrir las escuelas se han encontrado con la resistencia de los gremios de maestros, opiniones encontradas de los padres, que temen por la salud de sus hijos y familia al mismo tiempo que se encuentran con la necesidad de trabajar fuera del hogar, particularmente las madres, así como los costos de implementar lineamientos sanitarios para la reapertura de las escuelas que, para un número importante de escuelas en la región, resulta imposible con los recursos que disponen.

2¿Qué sabemos?

CONTINUIDAD ESCOLAR A DISTANCIA: ¿Qué conocemos del contagio del COVID-19 entre niños, jóvenes y adultos? 

La evidencia sobre el contagio de la COVID-19 en los sistemas educativos que han optado por la reapertura de las escuelas sigue siendo limitada, en especial en países de ingreso medio y medio-bajo como los de América Latina y el Caribe. Hasta el momento, Chile es el único país de la región que cuenta con evidencia de un estudio en escuelas privadas, aplicado a 1009 estudiantes de entre 4 y 18 años, cuyos resultados no se pueden extrapolar a la población. La decisión de reapertura de las escuelas es una de las más complejas y sensibles por tomar en las agendas de política educativa, puesto que la evidencia disponible no es concluyente respecto a dos elementos: el riesgo de contagio entre niños y jóvenes, y la propagación comunitaria que puede producirse con la reapertura de las escuelas.

A pesar de las indicaciones iniciales de que los niños tienden a infectarse menos por la COVID-19, la evidencia reciente en países como Israel, China, Francia, Corea del Sur, Italia y Australia ha demostrado que los niños y jóvenes son tan susceptibles al contagio del virus como los adultos. Además, este grupo de la población desempeña un papel importante en la trasmisión comunitaria que se puede generar desde los entornos escolares a los hogares y comunidades en las que se localizan las escuelas.

El riesgo de transmisión parece variar según la edad: los niños mayores (10-19 años) tienen la misma probabilidad de transmitir el virus que los adultos, mientras que los niños más pequeños presentan una menor probabilidad. Este aspecto es uno de los que genera mayor preocupación en los docentes ante un eventual retorno a las escuelas, en especial en aquellos que se incluyen dentro de la población en riesgo (con condiciones médicas preexistentes o mayores a 60 años).

Aunque solo una minoría de los niños requiere hospitalización y la tasa de letalidad es muy baja, también se ha detectado que una proporción pequeña de niños pueden experimentar un síndrome inflamatorio postinfeccioso severo. Así, la decisión de reapertura dependerá de las condiciones sanitarias, de los sistemas nacionales de salud y de su capacidad de respuesta para brindar atención médica, proveer insumos, dar seguimiento y estudiar la evolución de los casos en las comunidades educativas.

Antes de tomar la decisión de reabrir las escuelas, se deben aplicar estrategias de reducción de riesgos asociados a la salud. Asegurar las condiciones sanitarias se vuelve una condición indispensable. 

La evidencia disponible sugiere que, para abrir escuelas de manera segura, es clave contar con una tasa de propagación baja. La posibilidad de que un estudiante o un maestro introduzca el virus a una escuela depende mucho del nivel de transmisión comunitaria. En países como Finlandia, Noruega y Suiza, la reapertura de las escuelas comenzó en un contexto de baja transmisión y no ha resultado en un aumento significativo de infecciones.

Una vez controlado el contagio comunitario, la efectividad de las estrategias de reapertura de las escuelas dependerá de la disponibilidad de pruebas, así como de la capacidad para rastrear casos y el aislamiento de aquellos individuos que hayan estado expuestos al virus. Aquellos países que han tenido éxito en la reapertura de las escuelas (China, Dinamarca, Noruega, Singapur y Taiwán, entre otros) son los que han puesto en práctica estas medidas en un contexto de contagio comunitario bajo. Sin embargo, las estrategias que se han aplicado con éxito en países de ingresos altos han sido difíciles de poner en práctica en países de ingresos medios, debido a que la mayor parte de la población vive en áreas densamente pobladas, con problemas de hacinamiento en los hogares, falta de recursos básicos, pobreza y desempleo. En estos contextos, el distanciamiento social ha sido difícil de implementar y la transmisión del virus ha sido más elevada.

Antes de tomar la decisión de reabrir las escuelas, se deben aplicar estrategias de reducción de riesgos asociados a la salud. En este sentido, asegurar las condiciones sanitarias es básico, así como monitorear la evolución de la transmisión comunitaria y revisar los recursos con los que cuentan los sistemas de salud y educación. La reapertura gradual de los centros educativos tendrá que asegurar el distanciamiento social, escalonar los horarios de ingreso y salida de las escuelas, disminuir el número de estudiantes por aula y organizar la distribución de alimentos y el transporte escolar.

¿CÓMO SE ESTÁN PREPARANDO LOS PAÍSES DE LA REGIÓN PARA LA REAPERTURA DE LAS ESCUELAS?

La complejidad e incertidumbre sobre el riesgo de contagio en los centros educativos, junto con las distintas respuestas que han tenido los gobiernos frente a la crisis sanitaria y la propagación del virus en la región, han configurado un escenario heterogéneo de reapertura de las escuelas. Como se muestra en el siguiente mapa, 15 países de la región aún mantienen cerrados los centros educativos o no han confirmado una fecha de reapertura (véase el Gráfico 1), lo que afecta a más de 76 millones estudiantes de todos los niveles educativos. Por ejemplo, en Bolivia, Paraguay y Trinidad y Tobago, las autoridades han decidido suspender definitivamente las clases presenciales hasta finalizar el año.

VIDEOANIMACIÓN: ¿Cómo reabrir las escuelas de América Latina y el Caribe? 

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GRÁFICO 1MAPA DE LA REAPERTURA FÍSICA DE LAS ESCUELAS EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE 

Notas: La indicación de escuelas cerradas a causa de la COVID-19 corresponde al cierre físico de las escuelas y a aquellas que no reportan clases presenciales. Para los países con escuelas parcialmente abiertas, se dispone la siguiente información: i) Las escuelas con calendario de clases sur, se encuentran cerradas por vacaciones ii) En Nicaragua las escuelas públicas están abiertas y las privadas cerradas. Fecha de última actualización: 4 de febrero de 2021.

Fuente: Elaboración propia con base en la información recopilada por la División de Educación, Banco Interamericano de Desarrollo.

La mayoría de países de América Latina y el Caribe aún mantienen sus escuelas físicamente cerradas, lo que continúa afectando a millones de estudiantes de todos los niveles educativos.

A pesar de que los planes para reabrir las escuelas se han trabajado a lo largo de la región, los sistemas educativos se encuentran en distintas fases respecto a esta reapertura. Así, Uruguay fue el primer país de la región que completó la reapertura de las escuelas a finales de junio, mientras que otros países han anunciado la reapertura de las escuelas con el inicio del calendario escolar en el hemisferio sur (Barbados, Bahamas y Surinam). En Chile, el retorno a clases presenciales se ha dado en zonas rurales, mientras que, en Argentina y Brasil, los anuncios de reapertura se han reportado en ciertas localidades.

La propagación de la COVID-19 en la región sitúa a las autoridades nacionales frente una gran disyuntiva entre prolongar el cierre de las escuelas evitando la expansión del virus o asumir los costos y efectos negativos por el cierre de los centros educativos (véase el Recuadro 1). En definitiva, la reapertura total de las escuelas en los países va a tomar mucho más tiempo del que se estimaba al inicio de la pandemia. Además, la crisis ha tenido un efecto sobre los presupuestos y las proyecciones de gasto en educación, lo que limita la capacidad de respuesta e impone presiones fiscales a los ministerios, que deben atender nuevas demandas y hacer frente a la reducción de ingresos disponibles para educación. En este contexto, la implementación de los planes de reapertura sigue siendo una materia pendiente en la región.

¿Cómo están funcionando las distintas modalidades de educación a distancia? 

Durante el cierre de las escuelas, los sistemas educativos han dispuesto distintas soluciones de educación a distancia. Con el apoyo de la tecnología, televisión, radio y mediante la distribución de materiales impresos, se dio continuidad al servicio educativo. Las soluciones fueron diversas y los países cubrieron la crisis en la medida de sus posibilidades y condiciones en las que se encontraban antes de la pandemia (véase el Gráfico 2). Sin embargo, se desconoce si se lograron los aprendizajes esperados o si los estudiantes podrán continuar o culminar sus estudios. En todo caso, se anticipa una pérdida de aprendizajes en los estudiantes y existe la posibilidad de que las brechas prexistentes en los sistemas se amplíen.

GRÁFICO 2CONDICIONES DIGITALES DE BASE Y SOLUCIONES DE EDUCACIÓN A DISTANCIA EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE 

Notas: En el gráfico se resumen los recursos con los que cuenta cada uno de los sistemas educativos con base en el relevamiento del proyecto SIGED. En el caso de Venezuela no se reportó información sobre la condición de paquetes de recursos digitales. También se incluyen las soluciones de educación a distancia que se implementaron en los países. Fecha de última actualización: 30 de octubre de 2020.
Fuente: Elaboración propia con base en la información recopilada por la División de Educación.

La crisis sanitaria evidenció las brechas de acceso a recursos tecnológicos, internet y soluciones de aprendizaje virtual, y demostró que la mayoría de países de la región no estaban preparados para una modalidad de aprendizaje en línea. En promedio, el 64% de los estudiantes de América Latina tiene acceso a un computador en el hogar para las tareas escolares, con amplias brechas por nivel socioeconómico. Apenas el 45% de los hogares de las poblaciones vulnerables tiene acceso a internet, mientras que, en los hogares más favorecidos, esta cifra asciende a 98% (véase el Gráfico 3), por lo que las brechas por grupos y áreas geográficas también son amplias en términos de conectividad. Como se muestra en el Gráfico 3, si bien el acceso a internet en el hogar es casi universal en el quintil más rico en todos los países que participaron de PISA-2018, este no es el caso para los hogares más pobres, donde se presentan diferencias importantes entre cada país.

GRÁFICO 3ACCESO A INTERNET EN EL HOGAR POR NIVEL SOCIOECONÓMICO 

Fuente: Cálculos propios con base en PISA 2018.

Nota: Países ordenados de menor a mayor según el acceso total en el hogar. Los hogares más vulnerables hacen referencia a aquellos que se agrupan en el quintil más bajo (q1) de la distribución del índice de estatus socioeconómico y cultural de PISA. Los hogares favorecidos hacen referencia a los que se agrupan en el quintil más alto (q5) de la misma distribución.

En la región, menos del 60% de los docentes cuenta con habilidades técnicas y pedagógicas para integrar dispositivos digitales en la instrucción, un aspecto que también varía entre países, tipos de escuela y entornos socioeconómicos (véase el Gráfico 4). Se considera que la falta de recursos tecnológicos y financieros, planeación estratégica y capacitación son los principales retos para la integración de herramientas digitales en la instrucción. Además, los sistemas de la región requieren de mayor infraestructura, equipamiento digital y capacitación en prácticas pedagógicas para los docentes en el uso de tecnologías digitales como apoyo en los procesos de enseñanza. La tecnología puede contribuir con los procesos de aprendizaje y enseñanza, pero, sin una guía y soporte, no generan una gran diferencia en el aprendizaje de estudiantes.

GRÁFICO 4PORCENTAJE DE DOCENTES CON HABILIDADES TÉCNICAS Y PEDAGÓGICAS NECESARIAS PARA INTEGRAR DISPOSITIVOS DIGITALES EN LA INSTRUCCIÓN, PISA 2018 

Fuente: Cálculos propios con base en PISA 2018.

Nota: Porcentaje de estudiantes en escuelas cuyo director estuvo de acuerdo o muy de acuerdo con que los maestros tienen los conocimientos técnicos y habilidades pedagógicas para integrar dispositivos digitales en la instrucción, PISA 2018. Los hogares más vulnerables hacen referencia a aquellos que se agrupan en el quintil más bajo (q1) de la distribución del índice de estatus socioeconómico y cultural de PISA. Los hogares favorecidos hacen referencia a los que se agrupan en el quintil más alto (q5) de la misma distribución.

RECUADRO 1 • SIMULACIONES SOBRE DISTINTAS DECISIONES DE REAPERTURA DE ESCUELAS EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE

¿CÓMO SE IMPLEMENTARON LAS SIMULACIONES? 

Con base en un modelo macroeconómico que incluye dinámicas epidemiológicas, Kim, Lagakos y Van Vuren realizaron simulaciones sobre distintas decisiones de política educativa para determinar cómo éstas afectarían la cantidad de muertes en dos países: México y el Perú. El modelo se calibró tomando en cuenta características distintas de los dos países, tales como el número de personas por hogar, el porcentaje de niños y ancianos por hogar, el PIB, el número de camas en los hospitales y el porcentaje de trabajadores informales. También se desarrolló y se incluyeron en el modelo índices de matriz de contacto (específicos por país) de la cercanía de las tendencias de contacto entre personas en el trabajo, hogar, escuela y en general. Finalmente, el modelo da por hecho que el grado de cumplimiento de las condiciones de cierre en un país es menor cuando más alto sea el nivel de informalidad.

Todas las simulaciones consideran que el cierre de los lugares de trabajo se mantiene durante toda la pandemia y no hay transferencias adicionales a hogares: la única variación es la fecha de reapertura escolar y el protocolo con el que se implementa. Una de las simulaciones considera que la mitad de los estudiantes asisten a la escuela un conjunto de días y la otra mitad en otros días. El modelo lo trata como una disminución de 50% en el número de contactos dentro de la escuela. En el caso de Perú, el modelo toma en cuenta las vacaciones escolares de verano de enero y febrero, por lo que las escuelas están cerradas durante estos dos meses en todos los simulacros.

GRÁFICO 5MUERTES A CAUSA DE LA COVID-19 POR CADA 100 000 HABITANTES, MÉXICO

GRÁFICO 6MUERTES A CAUSA DE LA COVID-19 POR CADA 100 000 HABITANTES, PERÚ 

Fuente: Banco Interamericano de Desarrollo (2020). Escenarios de Reapertura de las Escuelas.
Nota: El 50% de alternancia refiere a que la mitad de estudiantes asisten a la escuela en determinado número de días y la otra mitad en otros días. 

¿QUÉ MUESTRAN LOS RESULTADOS DE LAS SIMULACIONES PARA MÉXICO Y PERÚ?

Los resultados de las simulaciones muestran que la reapertura escolar trae una segunda ola de muertes de COVID-19, pero la magnitud varía dependiendo de la fecha y el protocolo con el que se implementan los escenarios de reapertura. Mientras que la reapertura escolar en noviembre de este año resulta en la ola más grande de muertos en los dos países, la organización de los estudiantes en dos grupos que asisten a las escuelas en días alternativos reduce significativamente el número de muertos. Posponer la reapertura hasta enero de 2021 o marzo de 2021 también reduce el número de muertos y una reapertura en septiembre de 2021 reduce aún más el número de muertos.

Aunque México y Perú comparten muchas características, tales como el tamaño del sector informal, el tamaño de los hogares, capacidad fiscal y hospitalaria, las tendencias de contacto social en el hogar son distintas: México tiene un índice que implica un mayor nivel de contacto dentro del hogar y, por lo tanto, mayor probabilidad de transmisión del virus de niño a padre una vez que se abran las escuelas.

Al examinar los efectos por edad se observa que, si bien el porcentaje de muertos de niños es inferior al 0,1% en todos los casos, la reapertura aumenta el número de muertos en la población adulta, en particular, de la tercera edad. En la región, en promedio, cerca del 10% de los hogares tienen niños de hasta 14 años que viven con adultos mayores de 60 años o más. Aun con el cierre de los lugares de trabajo, si las escuelas están abiertas, los estudiantes pueden contagiarse en la escuela y transmitir el virus a adultos en el hogar.

En resumen, el modelo indica que tanto la fecha de reapertura escolar como el protocolo de reapertura de las escuelas afecta el número de muertos. Al organizar los estudiantes en grupos que asisten a la escuela en días distintos, México y Perú pueden reducir el número de muertos por alrededor del 13% y el 7%, respectivamente. Estos porcentajes se reducen aún más al posponer la reapertura escolar hasta cuando la tasa de transmisión sea baja.

GRÁFICO 7NÚMERO DE MUERTES POR CADA 100 000 HABITANTES BAJO LOS ESCENARIOS DE REAPERTURA DE LAS ESCUELAS 

Fuente: Banco Interamericano de Desarrollo (2020). Escenarios de Reapertura de las Escuelas.
Nota: El 50% de alternancia refiere a que la mitad de estudiantes asisten a la escuela en determinado número de días y la otra mitad en otros días. 

3¿Qué medidas y acciones se están tomando?

REGRESO A LA PRESENCIALIDAD 

Muchos países alrededor del mundo están abriendo o tomando medidas de reapertura de los centros educativos. Una reapertura a gran escala de las escuelas, mientras se controla o suprime la pandemia, parece factible en países donde la transmisión comunitaria es generalmente baja. Sin embargo, la reapertura escolar puede contribuir a aumentos en el número de casos en países donde la transmisión comunitaria es relativamente alta. Los hallazgos de las experiencias a la fecha subrayan la necesidad de ser cauteloso en la implementación de estrategias de reapertura, así como la importancia de contar con planes de contingencia para identificar y aislar rápidamente nuevas infecciones.

¿CÓMO TRAER LOS NIÑOS Y JÓVENES A LA ESCUELA DE FORMA SEGURA Y PARA QUE SIGAN APRENDIENDO? 

Al considerar la reapertura de las escuelas se deben tener presentes varios criterios sanitarios claves que permitirán a los alumnos y docentes volver a clase de manera saludable: asegurar el distanciamiento social, mantener las escuelas limpias y desinfectadas, asegurar que los alumnos y docentes lleguen y se mantengan saludables a la escuela, y asegurar el acceso a los lavamanos. También se debe tener un plan de contingencia en el caso de que se detecten casos de COVID-19. Ahora bien, ¿qué medidas se han puesto en marcha en otros países del mundo como parte del proceso de reapertura?

Para garantizar el distanciamiento social, los países han tomado medidas como la adopción de un tamaño reducido de clase con un número máximo de alumnos por aula, así como la alternancia de grupos de alumnos por día o por turno. Por ejemplo, en Suiza, muchas escuelas redujeron el tamaño de las clases a la mitad y los estudiantes asistían a clases en persona solo dos días por semana para permitir espacio para los tamaños de clase más pequeños. También, se separaron los escritorios y se colocaron cintas adhesivas en el piso para ayudar a los estudiantes a mantener la distancia física adecuada. En Corea de Sur, se han establecido límites en la proporción de la población estudiantil que puede estar presente al mismo tiempo. Adicionalmente, se utilizan divisores plásticos de escritores y en salas de almuerzo en muchas escuelas. Finlandia es una de las pocas excepciones en que se ha mantenido el tamaño normal de las clases, sin embargo, se evita que los estudiantes de clases diferentes interactúen.

GRÁFICO 8ACCESO A ESCUELAS DE PRIMARIA CON BAÑOS EN BUEN ESTADO 

Fuente: CIMA BID, datos propios basados en los datos de 2013.
Nota: Conteo del número de estudiantes con acceso a baños en buen estado en sus escuelas. 

Para asegurar las condiciones sanitarias en las escuelas en el contexto de la COVID-19, se deben intensificar los esfuerzos de limpieza y desinfección de los espacios que usan los estudiantes y maestros. Dentro de las medidas tomadas en los países que abrieron sus escuelas hace varios meses, se han visto el uso de escritorios fijos en el caso de Alemania, la limpieza diaria de los escritorios por los estudiantes en Noruega, y un video de orientación sobre cómo practicar medidas de seguridad sanitaria en las escuelas para los estudiantes y maestros en China.

A fin de que los maestros y los estudiantes lleguen y se mantengan saludables, en Japón, Corea del Sur y Tailandia, se requiere el uso de mascarillas dentro de la escuela. Sin embargo, el uso de tapabocas varía en otros países. Por ejemplo, en Bélgica, solamente se recomienda a los maestros utilizarlas si el distanciamiento no está garantizado. En Francia, son los estudiantes de secundaria quienes deben utilizarlas, mientras que en Dinamarca, Noruega y Suecia no se les exige. La implementación de protocolos para el lavado de manos frecuente se observa en casi todos los países. En Suiza, se han agregado estaciones de desinfección de manos en todas las escuelas.

Asegurar el fácil acceso a lavamanos es imprescindible. Para la reapertura de las escuelas en Dinamarca, muchas escuelas instalaron lavamanos temporales alrededor de sus edificios para asegurar el acceso amplio para todos los estudiantes. En América Latina, el acceso a lavamanos sigue siendo un desafío para muchas escuelas en muchos países: aun cuando existen, no siempre se cuentan con agua suficiente y jabón para el lavado de manos (véase el Gráfico 7).

Para mantener a los alumnos y docentes saludables, cabe destacar dos estrategias adicionales: el uso del espacio de aire libre y la agrupación de alumnos en secciones pequeñas o "burbujas".

Para mantener a los alumnos y docentes saludables, cabe destacar dos estrategias adicionales: el uso del espacio de aire libre y la agrupación de alumnos en secciones pequeñas o “burbujas”. A fin de limitar la propagación del virus, Dinamarca pidió a sus docentes maximizar las actividades de aprendizaje al aire libre. Además de ayudar a mantener sana a la población escolar, múltiples estudios han demostrado una correlación positiva entre interacción con la naturaleza y aprendizajes. También en Dinamarca, se han organizado a los alumnos en secciones pequeñas: los alumnos de cada grupo realizan todas sus actividades juntos durante el día escolar (estudian, comen y juegan) y los grupos no interactúan entre sí. De esta manera, al detectar un caso de COVID-19, se puede poner en cuarentena a los integrantes de la burbuja sin tener que cerrar la escuela completa.

Otro elemento para considerar durante la planificación de la reapertura escolar es por dónde empezar. Aquí, el caso de Uruguay es interesante, ya que es uno de los países de América Latina que ha logrado reabrir sus centros educativos. Inició en abril con la reapertura de centros rurales en localidades con índices bajos de infección y, a partir de junio, se generalizó la reapertura a zonas urbanas. Qué nivel educativo priorizar es otra consideración importante. Se considera que la educación remota es más difícil para los niños en preescolar y los primeros grados de primaria, dado que, además, son años esenciales para sentar las bases sólidas para el aprendizaje durante toda la trayectoria escolar. Así, en Noruega, la reapertura de escuelas inició para los estudiantes de kínder, seguidos una semana después por los estudiantes de primer a cuarto grado. También en Finlandia, la decisión de reabrir gradualmente incluyó el escalonamiento por edad, y las escuelas para los niños más pequeños reabrieron primero. Sin embargo, también es importante tener en cuenta el contexto de cada país. La estrategia fue al revés en muchas ciudades chinas y en Corea del Sur: los estudiantes graduados de secundaria y preparatoria que enfrentaron presión de examen para ingresar a universidad fueron los primeros en regresar a fines de marzo, seguidos por otros estudiantes.

Dada la variedad de situaciones dentro de cada país, es oportuno involucrar a las autoridades locales y directores de escuelas en la decisión de abrir o no las escuelas y el monitoreo cercano una vez abiertas. En Dinamarca, si bien el Gobierno nacional elaboró una guía general para la reapertura escolar, las autoridades locales y las escuelas tenían cierta flexibilidad en las decisiones que se hicieron al respecto. Involucrar a las autoridades locales contribuye a asegurar que las decisiones que se toman se alinean con la situación epidemiológica comunitaria, las condiciones físicas de las escuelas, así como la disponibilidad de docentes para clases presenciales.

En todos los casos, es importante que cada escuela tenga un plan de contingencia que aclare qué hacer al detectar un caso de COVID-19. En Alemania, Israel y Corea del Sur, se cerraron nuevamente escuelas en zonas donde hubo un brote o por un aumento local de contagios. En casos donde se implementan “burbujas”, puede ser suficiente con enviar a la casa solamente a los alumnos y al docente de la burbuja. En Noruega, aun con todos los alumnos de vuelta en las escuelas de manera presencial, las escuelas deben contar con un plan de contingencia en caso de que tengan que volver a educación a distancia, o una combinación de educación presencial y a distancia, en función de la situación epidemiológica en la escuela y/o comunidad. En Finlandia, las escuelas también deben estar listas para cambiar a modalidad virtual de ser necesario.

Hay relativamente pocas experiencias a la fecha con la aplicación de pruebas COVID-19 en escuelas. Durante el proceso de reapertura, algunas escuelas en Alemania les hacían pruebas a los estudiantes cada cuatro días. En otros casos, se hacía uso de pruebas como modo de respuesta, por ejemplo, en Israel, con el uso intensivo de pruebas ante brotes en escuelas, y en Corea del Sur, llevando a cabo investigaciones epidemiológicas como respuesta a un caso positivo. La ventaja de utilizar pruebas es que permiten identificar a los infectados (estudiantes y docentes) y aislarlos sin tener que cerrar una escuela completamente. Sin embargo, su costo y su disponibilidad son aspectos a tener muy en cuenta, particularmente en un contexto de crisis fiscal, en el que la pandemia impactará probablemente en los presupuestos educativos. Una opción potencial para reducir el costo de aplicación es agrupar muchas muestras y procesarlas juntas, una técnica que se utiliza actualmente para diagnosticar el sida. Un resultado negativo significa que nadie en el grupo tiene el virus. Si da positivo, el proceso empieza de nuevo con la agrupación de las muestras en grupos más pequeños. Cuando el grupo es suficientemente pequeño, se procesan las muestras de manera individual. De esta manera, se reducen tanto el costo de procesamiento como el número de pruebas requerido.

4¿Cuáles son los resultados iniciales?

HACIA UN MODELO DE EDUCACIÓN HÍBRIDA 

La reapertura escolar, de forma paulatina, tiene implicaciones para los sistemas educativos. En la mayoría de los países, el regreso a la escuela requiere mantener el distanciamiento social, lo cual implica menos tiempo presencial en la escuela para cada estudiante. Por ello, el tipo de servicio educativo que se ofrece tendrá que ajustarse: será necesario combinar educación presencial y educación remota en un solo modelo, un modelo de educación híbrida.

Poner en marcha una educación híbrida de calidad es más que un ejercicio en logística y planificación de horarios. También, es más que distribuir contenidos curriculares entre clases presenciales y educación en casa. La educación híbrida requiere crear, de manera intencional, experiencias centradas en el alumno que son profundamente personalizadas, relevantes y atractivas y, de esta manera, despertar el interés de los estudiantes por aprender. En cuanto a su implementación, se deben tener en cuenta las condiciones digitales de las escuelas y de los hogares, y usar estrategias de multicanal (en línea, televisión, radio, así como materiales impresos) a fin de llegar a todos los estudiantes. Si bien la tecnología es la base del modelo, para maximizar los beneficios, debe utilizarse como un acelerador de aprendizajes, más que como un simple canal para transmitir contenidos entre docentes y estudiantes.

La puesta en práctica de modelos de educación híbrida por todo el ciclo educativo es algo relativamente nuevo. Hasta el momento, se reporta la implementación de este modelo en algunos distritos escolares de Estados Unidos, Barbados, Bahamas y Uruguay. La evidencia existente sobre otras modalidades de aprendizaje con uso de tecnología con una mayor trayectoria, como los cursos en línea o la enseñanza presencial con uso de tecnología, señalan que es posible implementar un modelo de educación híbrida exitosa. Una revisión de estudios rigurosos en países desarrollados muestra que la educación semipresencial puede tener resultados de aprendizaje similares a la modalidad presencial. Así, resulta clave optimizar qué hacer en el tiempo presencial y qué hacer en el tiempo remoto y lograr una interconexión entre lo presencial y lo remoto que sea explícita, como, por ejemplo, dedicar parte del tiempo presencial para resolver las dudas que surgen del trabajo remoto. También es importante aprovechar el tiempo de clase para fomentar que haya interacciones significativas entre estudiantes y apoyar su desarrollo socioemocional.

El servicio educativo tendrá que ajustarse, combinando lo mejor de la educación presencial y educación remota en un modelo de educación híbrida que dure más allá de la pandemia. 

Para los docentes, su rol en el modelo de educación híbrida se amplía. El manejo de las TIC es necesario pero no suficiente. Más importante es capacitarlos en pedagogías activas de aprendizaje (centradas en el estudiante) y en habilidades transversales: tendrán que aprender cómo capturar el interés de los estudiantes en el ambiente no presencial, así como facilitar un aprendizaje que fomente la curiosidad, la creatividad y la colaboración. Además, el involucramiento de los padres en la educación a distancia se vuelve crucial no solo para apoyar con las tareas educativas y el manejo de la tecnología, sino también para mitigar los posibles efectos en la salud mental de los estudiantes y sus familias provocados por el confinamiento prologando.

Para los alumnos más vulnerables, es posible que un modelo de educación híbrida les presente mayores desafíos, especialmente cuando las condiciones en casa no sean óptimas para el aprendizaje. En este sentido, un seguimiento de las trayectorias individuales permite identificar de manera temprana a los estudiantes que están quedándose atrás o en riesgo de abandono escolar, para así tomar las medidas necesarias. Un buen ejemplo es el caso de Uruguay, que ha logrado que la transición entre primaria y secundaria sea prácticamente universal con el uso de datos de los sistemas de información y gestión educativa (SIGED) combinados con otras fuentes.

Si bien un modelo de educación híbrida puede facilitar la reapertura escolar y el regreso a la presencialidad para los países de América Latina y el Caribe, se debería ir más allá del contexto de la pandemia y estar enmarcado o alineado con una estrategia más amplia de transformación del sector educativo. Combinar lo mejor de la presencialidad y los modelos aprendizaje remoto con el apoyo de la tecnología permitirá generar espacios y experiencias de aprendizaje centrados en los individuos y sus necesidades de aprendizaje.

5¿Qué aprendimos? 

La decisión de regresar a clase de manera segura para los docentes, estudiantes y sus familias es compleja. Los expertos están llamando a abrir las escuelas lo antes posible para remediar las perdidas en aprendizajes, pero persiste el desafío de mantener la enfermedad controlada (que es el principal motivo por el cual no están reabriendo los sistemas educativos). Por esta razón, la región deberá moverse hacia modelos de educación híbrida, combinando lo mejor de la educación presencial y a distancia, y eventualmente volviendo a la presencialidad total. Dependiendo de la evolución de la pandemia y cómo se configuren los sistemas educativos en cada uno de los países después de la crisis, es posible que los modelos educativos que se diseñaron para dar respuesta a la crisis también permitan brindar soluciones a problemas preexistentes en los sistemas (falta de cobertura en zona remotas, atender a poblaciones vulnerables, brindar respuesta a situaciones de emergencia, entre otros).

Así, los países debieran prestar especial atención a los siguientes aspectos:

  • Adaptar currículos, ajustar pedagogías y desarrollar/adaptar y priorizar contenidos para distintos modelos de educación a distancia y educación presencial.
  • Entrenamiento de docentes para educación a distancia, con especial énfasis en identificar metodologías efectivas de enseñanza en línea y en persona, con apoyo en el desarrollo de habilidades socioemocionales para afrontar los desafíos de salud mental de los estudiantes.
  • Foco especial en estudiantes en riesgo, desarrollando estrategias para identificar aquellos que están en riesgo de abandono o que no logran aprender por estar sin conectividad o acceso a computador/radio/televisión.
  • Apoyar a los padres en rol de educadores y para proveer contención socioemocional a los estudiantes.
  • Mejorar las condiciones sanitarias de las escuelas para traer a estudiantes a la escuela de forma segura: distanciamiento social, lavamanos, ventilación, distribución de alimentos y transporte.
  • Mejorar la infraestructura tecnológica, el equipamiento digital y la preparación de los docentes en habilidades digitales, así como ampliar la conectividad a internet y mejorar la calidad del servicio en las escuelas y los hogares.

LAS AUTORAS 

Jefa interina de la División de Educación, Sector Social 

Especialista líder de la División de Educación, Sector Social 

Especialista sénior de la División de Educación, Sector Social 

Consultora de la División de Educación, Sector Social